2020CORONAVIRUSCOVID-19Reporte Especial

Bacterias contra virus

Yassir Zárate Méndez

Cada vez que comemos una manzana introducimos en nuestro organismo unos cien millones de bacterias. No importa cuánto hayamos desinfectado la fruta, porque las bacterias no solo se encuentran en la superficie, sino dentro de la manzana. Esos microbios suelen ayudarnos en diferentes funciones. 

Buena parte de nuestra dieta incluye el consumo de estos organismos, que acaban siendo benéficos para nuestra salud, gracias a una sociedad que lleva miles de años.

A la luz de la pregunta "¿Pueden las bacterias de nuestros cuerpos protegernos de los virus?", la investigadora del Centro de Ciencias Genómicas (CCG) de la UNAM, Esperanza Martínez Romero, es contundente en su respuesta: sí, las bacterias que comemos o que se encuentran dentro de nosotros pueden protegernos de los virus, pero, aclara, tienen un valor profiláctico y no medicinal.

Las bacterias de una manzana

Al participar en el ciclo virtual "Universidades por la ciencia", que cuenta con el apoyo de Fundación UNAM y es organizado por El Colegio Nacional, la doctora Esperanza Martínez ofreció un amplio panorama de diferentes investigaciones, incluyendo la suya, desarrollada en el CCG, que exploran las posibilidades que ofrecen diferentes bacterias y otros microorganismos, para ayudarnos a enfrentar enfermedades ocasionadas por virus.

Y es que a raíz de la pandemia de COVID-19 se han publicado numerosos artículos al respecto. Esos textos enfatizan que las bacterias no pueden sustituir a los medicamentos, lo que sirve de alerta para que "no se hagan imprudencias". Lo notable es que todos los animales y plantas tienen microbios, y estos en general no son patógenos y se encuentran en distintos órganos y tejidos.

Las bacterias que nos han colonizado pueden ayudar a la defensa contra los virus, contribuir a la digestión en animales y sintetizar muchos de los aminoácidos y vitaminas que nosotros no producimos. También llama la atención el hecho de que no todos los humanos tenemos los mismos microbios, que incluyen hongos, bacterias, protozoarios y virus. 

Esta investigación ha tomado auge porque promete mejorar la salud, a partir de la incorporación de microbios más acordes con nuestro genoma y nuestra fisiología. 

Las bacterias benéficas

"¿No sería deseable tener los microbios que mejor contribuyan a nuestra salud? Claro que sí. Pero entonces de dónde provienen las bacterias. Hay bacterias que nos las pasan las mamás. Ellas siempre quieren dar lo mejor a sus hijos y las cosas mejores que podemos tener son bacterias benéficas. El caso más referido es el del koala, cuyas hembras transfieren a sus crías bacterias que sirven para degradar eucaliptos, que son muy difíciles de digestión", ejemplificó la investigadora universitaria. 

La mayor parte de las bacterias proviene de la dieta. Al respecto, recordó que la dieta de los habitantes de nuestro país "no es óptima", por lo que se podrían cambiar algunos hábitos alimenticios. 

Añadió que cambios en la dieta provocan modificaciones muy rápidas. En apenas una semana de alteraciones en la dieta puede haber transformaciones "muy importantes" en la composición y abundancia de las bacterias intestinales. Lo que se ha visto en repetidos trabajos es que hay una mayor diversidad de bacterias en los herbívoros.

Como se mencionaba al inicio de este artículo, se ha reportado que comemos cien millones de bacterias con una manzana, situación que se repite con la ingesta de plátanos, lechugas, pepinos, y "todo lo que se les ocurra que comemos crudos". Pero qué ocurre si están lavados, pelados o desinfectados. Pues sucede que todas las plantas en su interior tienen bacterias y hongos, que en su conjunto se denominan endófitos. 

"Si comemos productos lavados y desinfectados, comemos los endófitos. De hecho, este es el procedimiento que usamos en el laboratorio, de desinfectar la superficie de las plantas para recuperar los endófitos cuando tratamos de estudiarlos. Y eso es lo que hemos hecho en el laboratorio durante mucho tiempo, estudiar microbiomas asociados a plantas", abunda la doctora Martínez. 

Los endófitos: el caso de los probióticos  

En diferentes investigaciones se han utilizado animales como cochinillas, moscas y koalas. Y lo que se encontrado es que cada una de estas especies cuenta con su propia diversidad de bacterias, que funcionan como una suerte de huella genómica. 

"Muchas de estas bacterias las reconocimos como endófitos. Ese era un punto importante. Estas bacterias provienen de plantas. Si los animales son herbívoros, provienen de plantas, pero fíjense que en la literatura, en general, los beneficios de comer plantas, se atribuyen más a la composición, a las fibras y a los compuestos que comemos, que a las bacterias. Estas no se consideran mayormente importantes", acotó Martínez Romero. 

En este punto, refirió que las investigaciones que ha desarrollado en el Centro de Ciencias Genómicas se han centrado durante mucho tiempo con endófitos de plantas, en especial de maíz y de frijol, "que son orgullo de México, y encontramos que las semillas, tanto de frijol como de maíz, tienen poblaciones importantes y variadas de bacterias. De una semilla a otra puede haber diferencias".

Las bacterias endófitas de semillas tienen un significado ecológico y evolutivo para las plantas, porque es una manera, como en el ya citado caso de los koalas, de transmitir las bacterias de las madres a los hijos. Si las bacterias van en la semilla, las generaciones que siguen las van a tener, y en general se considera que van en la semilla debajo de la testa, cuando sale la radícula, esta ya va inoculada con bacterias. 

"Pensamos que las bacterias de las semillas tienen que beneficiar de alguna manera a las plantas en las generaciones siguientes, porque eso les da una ventaja adaptativa. De las semillas de frijol aislamos bacterias que también reconocimos como endófitos comunes en otras plantas. Nos llamó la atención el caso de los bacillus, porque eran muy diversos. Los bacillus son muy famosos porque tienen la capacidad de inhibir patógenos, como hongos y bacterias. Algunas de estas bacterias las han utilizado como promotoras del crecimiento vegetal o como probióticos y en fermentaciones de productos vegetales", explicó. 

Los probióticos son buena fuente de las bacterias y en los últimos años su producción ha apuntalado a una muy importante industria. Por ejemplo, hay bacterias y levaduras que se pueden suministras a través de tabletas, aunque también se pueden encontrar en productos como el kéfir, el yogur y en otros alimentos fermentados que se pueden encontrar en tiendas y supermercados.

"Los probióticos se han administrado durante mucho tiempo y también han sido objeto de investigación. Después de dar un probiótico a un animalito, se puede rastrear en el tracto digestivo a las pocas horas. Sin embargo, los probióticos, que son un tipo de bacterias que comemos, duran muy poco tiempo", refirió. 

Por ello es que recomienda la ingesta de productos que contengan probióticos, pero siempre tomando en cuenta que funcionan como un elemento preventivo y no como un medicamento.

Bacterias por la salud

Para concluir, la investigadora del Centro de Ciencias Genómicas destacó que algunas infecciones virales en plantas se controlan con bacterias.

"Y esto también puede ocurrir en animales. Algunas infecciones virales en animales se pueden controlar por bacterias. Muchas de las bacterias que se han utilizado en diferentes ocasiones corresponden a bacterias de nuestro ciclo entérico endofítico. Estábamos buscando cuáles de estas se utilizaban como probióticos y encontramos que las han utilizado en muchas ocasiones como antivirales". 

Un ejemplo es el del Lactobacillus gasseri, que se usa para prevenir las infecciones de un virus respiratorio sincicial. Hay mucha evidencia que apunta a que las bacterias pueden ayudar a diferentes animales a contender con infecciones virales. De ahí se desprende que podrían utilizarse para beneficio de nuestra salud.

Por ejemplo, se sabe desde hace muchos años que si se añade un rizobio a las plantas cambia la expresión genética de estas. Las bacterias modifican la expresión genética cuando están en presencia de las plantas. 

Hasta ahora se han visualizado dos tipos de mecanismos de antagonismo de las bacterias contra los patógenos. Uno sería indirecto, estimulando la respuesta de las plantas o de los animales a las bacterias. Si hay una bacteria de alguna manera estimula la inmunidad del hospedero, y este sería un efecto indirecto porque la bacteria no está haciendo nada, más que decirle al hospedero "Cuidado, aquí estamos las bacterias. Por favor prendan sus sistemas inmunes y estén muy pendientes, porque puede venir cualquier otro patógeno a atacar". Otro medio sería directo, en el que las bacterias actuarían contra los patógenos que invaden al organismo.   

El ciclo Universidades por la ciencia, de El Colegio Nacional es coordinado por el doctor Jaime Urrutia Fucugauchi, del Instituto de Geofísica de la UNAM;, Dionisio Meade García de León, presidente de Fundación UNAM; Araceli Rodríguez de Fernández, también de Fundación UNAM; Martín Serrano Meneses de la UDLAP y Araxi Urrutia, de la Universidad Nacional.

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