Por Yassir Zárate Méndez –
Investigadores del Instituto de Geofísica (IGf) de la Universidad Nacional Autónoma de México detectaron y reportaron un aumento inusual en los niveles de radiación solar en la Ciudad de México durante 2023. Este incremento, especialmente significativo en junio y septiembre, superó los registros históricos, detalla en entrevista para El faro en línea el Dr. Mauro Valdés Barrón, jefe del Servicio Solarimétrico Mexicano (SSM), que se encuentra a cargo del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM. En consecuencia, la insolación a lo largo del verano “fue superior al comportamiento histórico […] Estuvimos más expuestos a la radiación solar. Por lo tanto, lo primero que hicimos fue una revisión de la radiación solar global”, asentó. Se debe precisar que la radiación global es la que incide en la superficie desde cualquier parte de la bóveda celeste, “pero además es una integral, desde el ultravioleta hasta el cercano infrarrojo”.
Un detalle para destacar —apunta Valdés Barrón— es que el aumento de la radiación solar no se debe a una mayor actividad del Sol ni a un deterioro de la Capa de Ozono. Salvo muy pequeñas variaciones, los parámetros de esos dos elementos se mantuvieron estables a lo largo de 2023. Por tanto, consideran que la falta de nubosidad, vinculada con la escasez de lluvias ocurrida el año pasado, sería el disparador de la radiación solar reportada. En última instancia, el fenómeno se vincularía con el cambio climático.
Un problema de salud pública
Por supuesto, el análisis de las mediciones y su contrastación con los registros previos, hicieron saltar las alarmas, ante los posibles impactos en la salud pública y el medio ambiente. Hay que recordar que la radiación solar, en particular la radiación ultravioleta (UV), puede tener efectos nocivos para la salud humana, como el cáncer de piel. Se integra por dos tipos de rayos, denominados UVA y UVB, que son particularmente peligrosos para muchas formas de vida. Al respecto, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos señala que la radiación ultravioleta puede ocasionar “daños en la piel, envejecimiento prematuro, melanoma y otros tipos de cáncer de piel; además de problemas en los ojos y el sistema inmunitario”. El aumento de los niveles de radiación UV durante parte de 2023, que se mantuvieron altos durante todo el día, representa un riesgo significativo para la población, que no está acostumbrada a estos niveles de exposición.
De acuerdo con las mediciones hechas por el Observatorio de Radiación Solar, que forma parte del SSM, hubo niveles anómalos de radiación solar ultravioleta en la Ciudad de México. Como apunta el Dr. Valdés, muchos podrían pensar que un aumento de la radiación solar tendría consecuencias benéficas, como una mayor generación de energía eléctrica:
Los que tenemos paneles solares vamos a poder generar más, y eso es bueno para la generación’. Sí, pero también tenemos una parte de riesgo que es la radiación solar ultravioleta para la piel” , contrasta.
Por ello, el nuevo panorama va a requerir un mayor compromiso por parte de las autoridades para reportar el índice de radiación ultravioleta (IUV), y las condiciones que va mostrando a lo largo de una jornada; si aumenta y cuál será el pronóstico, que forzosamente se debe mantener con otros servicios, para identificar las condiciones meteorológicas: ¿todo el día va a estar despejado?, ¿va a haber nubosidad?, ¿cómo serán las condiciones para los siguientes días?
Lo que tengo que hacer es tomar medidas, difundir información en la radio, la televisión, en los medios que se pueda. Se tendrá que bombardear a la gente diciéndole: “Ponte bloqueador, no te expongas’, anticipa el investigador del IGf.
Añade que el cáncer de piel es el que presenta el mayor crecimiento de los diferentes tipos de cáncer. Antes tenía una mayor incidencia entre la población de 60 años en adelante. Ahora ya se presenta en personas de 30 años.
Niveles diferentes
Para entrar en detalle, el investigador universitario especificó que en el caso de junio hubo una variación postiva de 24%, mientras que para septiembre fue de 39% también positiva, “Uno pudiera decir que solo es de 39%, pero en ultravioleta 39% es una cantidad considerable de energía. Esto representa un grave riesgo, porque la población no está preparada”, alerta el Dr. Valdés.
El aumento de la radiación solar no solo tiene implicaciones para la salud humana, sino también para el medio ambiente y la agricultura. Los investigadores advierten que la radiación UV puede afectar el desarrollo de las plantas y, por lo tanto, tener un impacto en el sistema alimentario. Además, este fenómeno podría estar relacionado con otros cambios climáticos observados en México, como la disminución de las lluvias y el aumento de las temperaturas. Estos cambios podrían tener consecuencias a largo plazo para el clima del país y requerir una reevaluación de las políticas públicas relacionadas con la protección ambiental y la salud pública.
Aquí medimos radiación solar ultravioleta A, ultravioleta B, radiación solar en más de 10 componentes. Medimos diferentes cosas parámetros. Somos la única estación del país que mide concentración de ozono en la estratosfera, es decir, la Capa de Ozono, y ese es el comportamiento para el 2023. Estuvo ligeramente por encima del histórico. El Sol no tuvo la culpa; la Capa de Ozono tampoco tuvo la culpa, reiteró.
Necesidad de replantear las políticas públicas
Los científicos del IGf hacen un llamado a las autoridades y a la sociedad en general para tomar medidas frente a esta nueva realidad climática. Proponen actualizar los protocolos de protección civil, informar a la población sobre los riesgos de la radiación solar y promover medidas de protección, como el uso de bloqueadores solares, sombreros, ropa y lentes adecuados.
Asimismo, destacan la necesidad de realizar más investigaciones para comprender mejor los cambios climáticos que están ocurriendo en México y sus posibles impactos en la salud pública, el medio ambiente y la agricultura. El Dr. Valdés va más allá: se requiere replantearse de manera integral el estudio del clima. Es como iniciar de cero. Así lo plantea: “Tenemos un clima templado subhúmedo con lluvias en verano. Sin embargo, el año pasado llovió menos, y si el que sigue vuelve a llover con esos niveles, y el que sigue igual, entonces ya no tendremos un clima subhúmedo, sino un clima seco”. Y eso representaría un nuevo paradigma. De este modo, con el cambio climático hay que volver a estudiar el comportamiento, la intensidad de los elementos y su distribución en superficie.
De hecho, agrega el Dr. Valdés, la severidad de las condiciones ambientales por las que atravesamos los capitalinos en esta pasada primavera e inicio del verano, además de en otras entidades del país, no fueron privativas únicamente de la temporada seca y cálida del año, sino que “ahora tenemos la sensación de que los diferentes elementos climáticos tienen un comportamiento cada vez más intenso. Las lluvias torrenciales, las sequias más largas e intensas, las olas de calor más frecuentes e intensas y hasta los huracanes son cada vez más severos”.
El papel de la ciencia
Por otra parte, se debe subrayar que el Instituto de Geofísica de la UNAM, junto con otros institutos, centros y programas de la UNAM, juega un rol crucial en la investigación climática en México. En el caso del IGf, como se ha reseñado en numerosas ocasiones en El faro, cuenta con una red de estaciones en varios puntos del país, como Guerrero Negro (Baja California Sur), Hermosillo (Sonora), Ciudad Juárez, Ciudad Cuauhtémoc (Chihuahua), Nuevo Laredo (Tamaulipas), Zacatecas (Zacatecas), Venecia (Durango), Tepic (Nayarit), Coeneo (Michoacán), Ixmiquilpan (Hidalgo), Selegua (Chiapas), Temixco (Morelos) y la Ciudad de México. En esos puntos se monitorean diversos parámetros climáticos, incluyendo la radiación solar. Además, colabora con instituciones internacionales en la investigación de la Capa de Ozono y la radiación UV. De hecho, el Servicio Solarimétrico Mexicano reporta tres parámetros a la base de datos mundial: radiación global, radiación difusa e insolación. “Somos la única estación del país que hace este reporte de información a la base de la Organización Meteorológica Mundial. Tenemos otros parámetros que reportamos a otras bases internacionales” (Capa de Ozono, Ultravioleta, Aerosol Atmosférico), subraya el universitario.
El trabajo de los científicos del IGf es fundamental para comprender los cambios climáticos que afectan a México y para desarrollar estrategias de adaptación y mitigación. Su investigación sobre el aumento de la radiación solar en la Ciudad de México es un ejemplo de cómo la ciencia puede contribuir a la toma de decisiones informadas y a la protección de la salud pública y el medio ambiente.
El aumento de la radiación solar en México es un fenómeno preocupante que requiere atención urgente. Los investigadores del IGf de la UNAM continúan trabajando para comprender mejor este fenómeno y sus posibles consecuencias. Su labor es esencial para informar a la población y a las autoridades sobre los riesgos de la radiación solar y para desarrollar estrategias de protección y adaptación a los cambios climáticos.