

Por José Antonio Alonso García –
Desde su Ometepec natal, en la Costa Chica de Guerrero, Álvaro se trasladó a la Ciudad de México, donde se inscribió en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) en la licenciatura de Geografía. Como alumno, se distinguió desde el inicio por su dedicación y por hacer partícipes a los colegas en los trabajos en equipo.
Recién terminada su licenciatura en 1977, inició su labor de docente impartiendo una materia a los alumnos de primer semestre. Más de 40 generaciones de geógrafos en formación pasaron por sus clases, recordadas como “algunas de las mejores de toda la UNAM y, sin duda, las mejores en la carrera de Geografía”, recuerdan algunos de sus discípulos. Fue un profesor exigente y preocupado por el futuro de sus estudiantes. “Orientaba mucho a sus alumnos para que tomaran muy en cuenta su futuro laboral”.
Al respecto el Dr. Manuel Suárez Lastra, actual director del Instituto de Geografía opina: Álvaro fue un geógrafo entregado a la docencia, a sus estudiantes, y un convencido de que el quehacer geográfico se transmite mediante la formación de nuevos geógrafos y de la difusión de la geografía. Estudiaba el territorio entendía el territorio, pero, sobre todo, vivía el territorio.
Después de su maestría en la FFyL se doctoró en Geografía económica en la University College London. También realizó una estancia posdoctoral en la Universidad de Helsinki, Finlandia. En 2002 y 2005 fue invitado por la Unión Geográfica Internacional a la Casa della Geografia, en Roma, donde colaboró en la elaboración de un documento guía sobre el desarrollo sostenible.
En el 2000 fue nombrado presidente de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Dinámico por naturaleza, empezó a organizar congresos y simposios, en años alternos, fruto de los cuales también fue la creación de la carrera de Geografía en las universidades de varios estados de la República, por ejemplo en la Autónoma de Guerrero, Autónoma de San Luis Potosí y Autónoma de Querétaro, así como en la Universidad Veracruzana.
Pisando la tierra y hablando con la gente
Siempre fue partidario de que la geografía se hace no en los escritorios, no a partir de las imágenes de satélite sino pisando la tierra y hablando con la gente. Por eso, acompañado por colegas del Colegio de Geografía de la FFyL, uno de sus mayores logros fueron las prácticas de campo, en las que, con sus alumnos, recorrió toda la República, desde Tijuana hasta Chetumal y de Tuxtla Gutiérrez a Reynosa y Matamoros.
Al respecto la reconocida investigadora emérita, Dra. Atlántida Coll Oliva alguna vez expresó su sentir al respecto:
Discutimos muchas veces sobre el trabajo de campo y la importancia de pisar la tierra, de hablar con la gente, de no quedarnos en un escritorio y en los libros. Y tuvo la genial idea de juntar a varios profesores y organizar salidas a campo multidisciplinarias para que los muchachos conocieran tanto la parte física como la parte humana del territorio que iban a visitar. Eso es geografía. Es la geografía de a de veras. Y fue evolucionando y decidió salir del territorio nacional y empezó a realizar trabajos de campo en Centro y Sudamérica. Y después lograba que los muchachos hicieran exposiciones en el auditorio del Instituto de lo que habían visto y aprendido. Esa labor fue maravillosa y va a marcar a muchas generaciones de geógrafos jóvenes, quienes no deben olvidar que la geografía se hace no en los escritorios, no desde las imágenes de satélite sino pisando la tierra y hablando con la gente.

La práctica de campo más larga, de dos semanas de duración, llevó a maestros y alumnos en autobús hacia el noroeste, desde la Ciudad de México hasta Tijuana, pasando, entre otras ciudades, por Aguascalientes, Chihuahua, Ciudad Juárez, Nogales, Mexicali, Tijuana, La Paz, Mazatlán y Guadalajara. En esos viajes académicos, el autobús se convertía en aula rodante, tan disciplinada como en Ciudad Universitaria.
En 2011, a causa de la inseguridad, los destinos de las prácticas de campo cambiaron de rumbo y se orientaron a prácticas de campo geográficas internacionales, básicamente en América Latina. Así, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Cuba, Guatemala, Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador (2020) fueron testigos de la máxima del doctor, quien defendía que “uno es geógrafo del mundo, no solo de su país”. La pasión por el conocimiento geográfico y su posterior transmisión en los congresos y simposios también llevó al doctor Sánchez Crispín a conocer varios países de Asia, como India, Tíbet y Corea.
Respecto a la forma de enseñar, el Dr. Pablo Miranda Álvarez, de la Universidad Nacional de Costa Rica, opinó:
La enseñanza de Álvaro Sánchez fue un método creativo, divertido, y que hacía fácil lo que en apariencia es difícil: la investigación.
Gran especialista en la geografía del turismo, de la cual fue pionero en nuestro país, como investigador fue un prolífico estudioso y divulgador de este tema también en América Central. Entre sus textos, destacan “Dimensión humana e integración territorial del turismo en la Riviera Mexicana”; “Volcanes y ecoturismo en México y América Central” y “Estructura territorial de destinos turísticos de intereses especiales en México y América Central”.
Premio Universidad Nacional 2018
Por su trayectoria y logros académicos, Álvaro Sánchez Crispín fue acreedor al Reconocimiento Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en 1994, a las Medallas al Mérito Académico Benito Juárez e Ignacio Manuel Altamirano por parte de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, en 1995 y 2001, y del Premio Universidad Nacional 2018 en el área de Investigación en ciencias económico-administrativas.
“Soy optimista. Siempre soy optimista, pero porque conozco la realidad de México, Y si bien la geografía hace unos 40 años apenas estaba tomando sus primeros impulsos, hemos dado pasos importantes en la investigación geográfica. La forma en que lo hemos hecho es mandar a nuestros jóvenes en formación al exterior. A Europa, Estados Unidos, Canadá, Rusia y a su regreso se han formado grupos de trabajo que desarrollan líneas de investigación concretas, como en geomorfología y riesgos naturales”.
Impulsor de las fronteras de la geografía mucho más allá de lo nunca hecho en nuestro país. La pandemia de COVID-19 lo sorprendió desarrollando múltiples proyectos en México, Centro y Sudamérica. Una visión y objetivos que perdurarán muchos años en el quehacer profesional de sus numerosos alumnos en beneficio de múltiples sociedades latinoamericanas; también en la Biblioteca Antonio García Cubas, del IGg, a la que donó su gran colección de mapas de todo el mundo, donde pervivirá su sabio legado geográfico durante muchas generaciones universitarias.
