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Claroscuros de la COP 26

Por Yassir Zárate Méndez

La Conferencia de las Partes 26 (COP 26), la cumbre anual efectuada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y que este año se realizó en Glasgow, arrojó claroscuros en sus resultados, consideró la investigadora del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM, Ruth Cerezo Mota.

En la conferencia a medios, “Conclusiones y acuerdos de la COP 26, ¿Qué sigue para erradicar el cambio climático?”, ofrecida de manera virtual, la experta universitaria valoró diferentes puntos alcanzados en los catorce días que duró la reunión.

Los avances

Asimismo, destacó que otro asunto en el que hubo avances fue “que por fin quedó terminado el libro de reglas del Acuerdo de París.

Cabe mencionar que este Acuerdo, firmado en 2016, en cada una de las cumbres se ha venido tratando de negociar y de cerrar, para definir cómo quedarían los mecanismos y las reglas para su implementación. Sin embargo, les tomó cinco años a los representantes de los países participantes llegar a un consenso.

“Esto había sido como muy decepcionante en las COP’s anteriores, porque no acababa de terminar de redactarse este libro de reglas, pero ahora esto por fin queda concluido. Eso también es una buena noticia”, asentó.

De igual manera, Cerezo Mota resaltó que el encuentro finalizado el pasado día 13 de este mes, arrojó buenos resultados en la lucha contra la deforestación.

“Otra de las cosas buenas que surgen de esto son las pláticas sobre deforestación y protección al medio ambiente, que si bien no todos los países lo han firmado, la mayoría, hasta hacer un total de 103, sí lo hicieron”, señaló.

También mencionó la propuesta para la disminución de metano, que aunque no partió del Acuerdo de París, al menos fue abordada y pactada en esta ocasión; es de destacarse que estos países que firman la conclusión de la COP, buscan la disminución del metano y la reducción en el uso del carbón.

Las ventanas de oportunidad

En contraste, sobre los deberes a cumplir, la investigadora del Instituto de Ingeniería subrayó que los participantes en la COP 26 se quedaron muy cortos en la reducción de combustibles fósiles, que originalmente llevaba mucha fuerza, pero a medida que avanzó el encuentro fue perdiendo vigor, debido a las objeciones e inacciones de varios países.

“Esta reducción de los combustibles fósiles para el final, ya cuando se cierran las negociaciones, queda debilitada, porque le antecede la palabra ‘ineficientes’, entonces no queda tampoco claro qué es ineficiente; cada país debería determinar qué es ineficiente. Esto debilita mucho este párrafo, que traía mucha fuerza en el primer borrador de la presidencia de la COP”, refirió.

Otra mala noticia se dio en el Mecanismo de Pérdidas y Daños, donde también había una alta expectativa, que se vio defraudada al final de la reunión, a pesar de que ya quedó establecido como parte de los compromisos a cumplir, con varios puntos por mejorar.

“El Mecanismo de Pérdidas y Daños básicamente es un poco la retribución, la reparación de los países que históricamente han contaminado más, hacia los países que menos han contaminado. El cambio climático está afectando a todas las regiones, pero no es lo mismo el embate de un evento catastrófico en Centroamérica que en Alemania, por ejemplo, una inundación”, sostuvo.

De hecho, este año se tuvieron varios ejemplos dramáticos de estos fenómenos, con fuertes inundaciones en Europa central y occidental, particularmente en Alemania y en Bélgica, aunque los mecanismos de atención desarrollados por los gobiernos centrales de esos países ayudaron de manera más eficiente a la población afectada, en comparación con lo que ocurre en otros puntos del orbe, con menor desarrollo económico.   

Y es que, si estos eventos ya son atribuibles al cambio climático, debería establecerse un financiamiento por parte de los países que más han contaminado. “De esto se ha venido hablando desde hace mucho tiempo. Se había previsto un fondo de al menos 100 millones de dólares anuales, pero tampoco ha acabado de darse”, externó Cerezo Mota.

De hecho, este financiamiento debió iniciarse desde hace varios años, pero al menos lo que queda establecido en los acuerdos de la COP 26 es el llamado Protocolo de Santiago, por medio del cual se va a establecer la financiación, que por lo pronto se entiende como una asistencia técnica para lograr la transición a energías limpias, así como para el estudio del cambio climático y para cuestiones de adaptación, pero sin asignar recursos para mitigación.

“Y eso es donde se quedaron muy, muy cortos y donde a final las negociaciones fueron el estira y afloje muy fuerte, porque es parte de lo que se hablaba en esta COP, de la justicia climática del norte global, la deuda que tiene en términos de contaminación y en términos de gases de efecto invernadero, que han generado y han contribuido de mayor manera a la situación en la que nos encontramos”, indicó.

El caso del carbón

Cerezo Mota señaló que en el caso del carbón, originalmente se planteaba dejar de usar este combustible fósil. Sin embargo, el último día de las negociaciones se replanteó para que en el documento final sólo se indicara una disminución gradual en el empleo de esta fuente de energía.

“Pero además, como queda al final, se habla del carbón que no ha sido extraído. No queda claro si son los lugares donde hay minas de carbón o las que ya están siendo aprovechadas o las zonas de explotación de carbón. Así como quedó redactado, pues se podrían seguir usando”, expresó la investigadora del II.

Sobre este punto, reconoció que en su momento los representantes de la India fueron los que más empujaron para evitar la decisión de dejar de usar carbón, ante la dependencia que tiene la economía de ese país de dicho combustible.

“Mucho se le atribuye de esto a India, porque fueron los que más presionaron, pero esto no hubiera ocurrido si la Unión Europea, Estados Unidos y China no hubieran estado de acuerdo con el uso de este lenguaje como quedó”, apuntó.

Otro tema controversial fue el de los mercados de carbono, donde también “hubo mucha decepción, porque se esperaba que fueran mucho más fuertes, más regulatorios, más obligatorios. Tal y como quedaron al final, se trata de acuerdos voluntarios. Lo que sí es bueno, es que no se va a permitir el doble conteo para estos intercambios del mercado de carbono. No puedes plantar, por ejemplo, árboles y decir que eso cuenta como mitigación y como mercado de carbono. Eso cuenta para una cosa o cuenta para la otra. Al menos eso sí quedó más o menos claro”, concluyó la experta universitaria.

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