2021CORONAVIRUSCOVID-19

COVID-19, 100 millones de contagios

Por José Antonio Alonso García

Al cumplirse un año de los inicios de la propagación de la COVID-19, la doctora Susana López Charretón hizo un repaso de algunos de los temas más notorios que provocaron tanto estupor científico y de la población ante el SARS-COV 2.

Susana López Charretón es viróloga, especialista en el estudio de biología celular de la infección por rotavirus y astrovirus. Su línea de investigación también se centra en la genómica funcional de la interacción virus-célula huésped, así como en epidemiología, diagnóstico y metagenómica viral… Actualmente es investigadora del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM.

Eso reseña de esta destacada especialista una página de El Colegio Nacional, del que forma parte desde el pasado mes de noviembre, institución a la que pertenecen los más notables representantes del mundo de las ciencias, las artes y las humanidades de nuestro país.

La doctora López Charretón es una voz muy autorizada en el tema de los virus, pues su laboratorio fue el primero en el mundo en secuenciar un gen viral del rotavirus. “Ahora [eso] suena muy fácil porque todo el mundo secuencia un genoma humano en unos días, pero cuando nosotros empezamos a secuenciar era a mano y mis dos años de doctorado los utilicé en secuenciar algunos genes del virus”.

La ciencia como respuesta saludable

Inició su repaso recordando que hace un año “no nos imaginábamos a lo que íbamos a llegar el día de hoy, 26 de enero. Estamos a punto de llegar a los 100,000,000 de casos de contagios en el mundo, y han muerto más de 2,000,000 de personas. En México estamos por llegar a los 2,000,000 de infectados y más de 170,000 muertes. Son datos oficiales. Y tal vez haya un subreporte por muchas causas”.

Después de enumerar los síntomas más comunes, como tos, dificultad respiratoria, fiebre o escalofríos, dolores musculares o de articulaciones, síntomas gastrointestinales como vómito o diarrea, así como la pérdida de los sentidos del olfato y el gusto, apuntó que “afortunadamente, 80% de quienes se infectan y enferman tienen síntomas muy leves. Es una enfermedad parecida a una gripa en la que el paciente con fiebre o malestar puede curarse en casa. Quince % llega a tener problemas de respiración y requiere acudir al hospital. Finalmente, 5% de todos los infectados llega a una situación crítica que exige terapia intensiva y respirador artificial”.

Después de un año de intensa investigación científica y médica, explicó la doctora López Charretón, se llegó a entender que la COVID-19 sigue un curso temporal muy específico. “Ahora sabemos que la primera semana es la de la replicación viral, en la que se puede combatir con antivirales y varios tratamientos; sin embargo, concluida esa etapa muchos ya no son efectivos, porque el virus ya no se está replicando”.

La investigadora del IBt reveló que 47% de las infecciones se deben a contactos con personas presintomáticas y 38% con sintomáticas. “Ahora sabemos que muchas personas se infectan, pero el virus no les causa enfermedad. Son los llamados asintomáticos, pues cursan una infección, pero no presentan síntomas. No saben que tienen el virus, pero contagian”.

Virus muy plásticos

Ilustración adaptada de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, Estados Unidos.

Casi desde sus inicios la comunidad científica internacional conoció que el genoma del SARS-CoV- 2 tiene 30,000 pares de bases, pero no pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a surgir variantes: la china, la inglesa, la brasileña, la sudafricana. “Aún no sabemos cuál es el significado de estas variantes, pero les puedo decir que los virus varían todos los días. Es su mecanismo de replicación natural, el cual les permite ser muy plásticos, adaptarse a muchos ambientes”.

También consultora de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, López Charretón explicó que el genoma del SARS-CoV-2 está rodeado por una capa de lípidos que contiene dos proteínas. Estos lípidos se rompen con detergentes o con algunos solventes, por eso se recomienda lavarse las manos con agua y jabón o usar alcohol. En su parte externa está la proteína del spike, la que se une a la célula y a través de la cual empieza la infección. “Las vacunas van dirigidas principalmente contra esta proteína del spike”.

Cinco métodos de hacer vacunas

En cuanto a la elaboración de vacunas, la científica explicó que hay varias formas. “Una es inactivar los virus. Producimos muchos virus en el laboratorio y luego inducimos cambios que no alteran su relación con el sistema inmune, pero que no le permiten replicarse. Son virus totalmente inactivados”.

Otra manera es atenuando el virus. La vacuna atenuada consiste desarrollar virus en células animales e ir atenuándolo hasta que ya esté muy debilitado para infectar células humanas. Así es, por ejemplo, la actual vacuna contra la poliomielitis, que está formada por tres cepas de poliovirus atenuadas que se replican levemente en el intestino de los niños, lo que induce una respuesta inmune que los protege contra la infección.

Otro método de crear vacunas, más moderno, es a través de ingeniería genética. “Hacemos proteínas recombinantes que representen una porción interesante del virus, por ejemplo, proteínas del spike, y las usamos como inmunógenos para inducir la inmunidad”. Una vacuna conocida con esta metodología es la que se aplica contra los virus de las hepatitis A y B y del papiloma humano (VPH).

Otra vacuna es aquella en que se usan virus como vectores, es decir, vehículos de transporte, para transmitir información genética del virus. Este método consiste en que, a un virus conocido, por ejemplo, un adenovirus, se le quitan las porciones dañinas de su genoma y se sustituyen por una porción genética del SARS-CoV-2. Se aprovecha una información genética revestida de un virus capaz de entrar a la célula e infectarla, pero que no se puede replicar, y le da a la célula la instrucción de producir la proteína del coronavirus. Un ejemplo de estas vacunas adenovirales son las administradas contra el virus del ébola.

Glicoproteína Spike (S) – Proteína M – Hemoglutinina – Proteína E – Envoltura – ARN y proteína N

“Las más avanzadas de este modelo adenoviral son la AstraZeneca/Oxford, que está usando un adenovirus aislado del chimpancé. La vacuna china CanSino también está basada en un solo adenovirus. La Sputnik V, desarrollada en Rusia, está compuesta por dos adenovirus de cepas diferentes. Y una de Jonhson & Johnson, basada en un adenovirus, que va bastante avanzada”, precisa la científica universitaria.

El método más reciente de fabricación de vacunas son las de material genético, en las que el ARN porta las instrucciones para que se produzca una proteína y se encapsule en la membrana lipídica. Este ARN le ofrece a la célula instrucciones para producir antígenos. Después, la célula presenta los antígenos al sistema inmune y provoca respuestas por parte de las células T y anticuerpos para combatir la enfermedad. “El RNA se degrada muy rápido, por lo que requiere de muchos cuidados, por eso el almacenamiento es tan delicado, a  ̶ 70-80°C”.

De estas vacunas de material genético o de ARN, las más avanzadas son la de Pfizer-BioNTech, que ya se está aplicando en muchos países, y otra muy similar con los mismos principios, que se hace en los Laboratorios Moderna.

Cuidarse y bieninformarse

Finalmente, además de los recursos ya conocidos para no contagiarse, como el uso del cubrebocas y la sana distancia, la doctora López Charretón recomendó buscar fuentes de información serias, “pues es muy fácil dejarse llevar por información falsa y seguir remedios caseros.

Recomiendo la página de la Organización Mundial de la Salud: https://who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019″ que ofrece una sección de consejos públicos muy accesibles, así como la página de la Sociedad Mexicana de Virología: https://www.smvirologia.org/ donde se exponen temas de actualidad y del COVID 19. Recomiendo también la lectura del libro Pablo se queda en casa, que les explica a los niños por qué no pueden ir a la escuela. Mi mensaje final es que nos tenemos que quedar en casa otro tiempito”.

En la ronda de preguntas, alguien le inquirió: “¿Por qué no se invierte en México en hacer vacunas como sí se hizo en el pasado?” La doctora López Charretón respondió: “En México, desde hace muchos años, la investigación científica es un artículo de lujo.

No es cosa de que por decreto presidencial se hagan vacunas. Se tiene que invertir en ciencia durante muchos años para lograr desarrollos de innovación tecnológica en todos los campos científicos. Se requiere de inversión constante y sonante en investigación científica y tecnológica. Esto es algo que tenemos que hacer ver a nuestro gobierno”.

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