Editorial

Editorial 168 – Marzo 2015

Género y agua

Para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el género y el agua son temas ríspidos por la abismal asimetría que hay en el mundo en cuanto a sus derechos, distribución y consumo, por lo que considera una prioridad aprovechar los recursos de agua y riego para mejorar la seguridad alimentaria y la producción agrícola sostenible.

A nivel mundial la demanda de agua tiene un rápido aumento. Desarrollar nuevos suministros resulta prohibitivo en muchos países por los costos asociados; además, la contaminación agrava el desequilibrio entre demanda y suministro.

En el manejo del agua la mujer juega un papel muy importante pues a menudo la recoge, utiliza y administra no solo en los hogares, sino también en la agricultura; por ende, conoce este recurso, su calidad, fiabilidad, restricciones y métodos para almacenarla.

La mujer es clave en toda política y programa tendiente a aprovechar los recursos hídricos. Sin embargo, los derechos de la mujer al agua son precarios; en zonas rurales depende del riego manual o a pequeña escala y tiene dificultades para hacer frente a la sequía, mientras que en zonas urbanas debe comprarla a altos precios y a menudo la tecnología disponible no es adecuada a sus necesidades.

La mujer hace usos múltiples y máximos de las fuentes de agua y trata de preservarlas de la contaminación; sin embargo, como consecuencia del deterioro a causa de un inadecuado manejo de cuencas hidrográficas o aumento de sequías, mujeres y niños se ven obligados a recorrer distancias cada vez más largas para procurarse este bien.

La pobre calidad del agua y el difícil acceso a la misma afectan también la salud de la mujer y la de su familia. Cada año, las enfermedades causadas por la escasez o el exceso de agua y los vectores que nacen en ella, afectan a millones de pobres. La mujer debe cuidar a los enfermos de malaria, diarrea y otros males, y reemplazarlos en su trabajo durante su convalecencia.

En México hay una situación preocupante, pues en términos de disponibilidad, el país tiene alrededor de 4,200 metros cúbicos por persona al año en promedio; sin embargo, hace 60 años eran 18,000, lo que representa una caída de 75% en la disponibilidad media, a lo que se suma que México es el quinto país con mayor grado de deforestación, sabiendo que los árboles son fundamentales para la captura del líquido y la posterior filtración a los acuíferos.

En este mes de la mujer, el boletín incluye temas sobre recursos hídricos y defensa legal contra delitos ambientales, solo para hacernos ver que el camino por proporcionar derechos a la mujer y cuidar el agua es aún muy largo.

 

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