El potencial de la Comarca Minera de Hidalgo

Por Patricia de la Peña Sobarzo ::
Las Ciencias de la Tierra nos aportan conocimientos imprescindibles acerca de nuestro planeta. Para la UNESCO, este saber es esencial para responder ante importantes desafios de la humanidad. A fin de acercar los retos sociales con estas áreas del conocimiento y proporcionar un estatus internacional a la red de sitios de importancia geológica —llamados geositios—, el 17 de noviembre de 2015 la Conferencia General de la UNESCO aprobó el Programa Internacional de Geociencias y Geoparques (IGGP, por sus siglas en inglés), incorporando los geoparques a un programa que durante más de 40 años ha reunido a geocientíficos de todo el mundo, abarcando temas de creciente relevancia social. Concebida como una nueva herramienta para profundizar en el conocimiento del planeta, la Red Global de Geoparques promueve sitios geológicos de valor internacional como base del desarrollo local sustentable. Para conocer más acerca de qué es un geoparque y con qué sitios de importancia geológica se cuenta en México, El faro conversó con el doctor Carles Canet Miquel, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, quien nos explicó porqué la Comarca Minera de Hidalgo es considerada por la UNESCO como geoparque.
Geoparques
La Red Global de Geoparques se creó en la década del 2000, nos dice Canet, aunque apenas en 2015 se incorporó formalmente a la UNESCO, a través del Programa de Ciencias de la Tierra y Geoparques. La designación se otorga a territorios que atesoran un patrimonio geológico singular, de interés internacional.
“Obligatoriamente, enfatiza el investigador, deben contar con algún elemento de interés geológico científico internacional, gestionado bajo una estrategia de desarrollo sustentable, basada en el aprovechamiento racional del mismo, principalmente a través del geoturismo y del comercio de los productos locales”.
Básicamente “tiene que demostrarse que un territorio aspirante funciona como tal; no basta con decirlo o con tener esas riquezas”, nos explica el doctor Canet. Además, hay tres pilares que tienen que acompañar esa estrategia: la investigación científica, la conservación del entorno natural, y la divulgación y educación. “Si no hay programas en educación, investigación y conservación, tampoco va a ser un geoparque, por mucho que tenga elementos valiosos del paisaje y de la geología”, aclara.
Un geoparque mundial de la UNESCO utiliza su patrimonio, en armonía con todos los aspectos de las áreas naturales y del acervo cultural, para crear conciencia y divulgar temas relacionados con las geociencias que afectan a la sociedad, tales como el uso sostenible de los recursos naturales, la mitigación de los efectos del cambio climático y la reducción de los desastres naturales.
Hasta ahora hay 127 geoparques distribuidos en 35 países. Esa cantidad fluctúa porque cada año hay nuevos territorios incorporados o eliminados. Además, cada cuatro años se hace una reevaluación; si un territorio no se desempeña bien, se le puede retirar el nombramiento.
La Comarca Minera de Hidalgo
En la lista de la UNESCO hay geoparques enfocados al patrimonio paleontológico, a la geomorfología o al vulcanismo, mientras que otros tienen un acento minero. En este caso, aclara el doctor Canet, “el territorio que propusimos a la UNESCO, y en el que hemos estado trabajando desde hace años, se denomina Comarca Minera, que es el nombre de una de las regiones históricas del estado de Hidalgo, y que además coincide con un área que ya ha tenido un gran desempeño en turismo de fin de semana y turismo ecológico. En realidad nosotros le venimos a agregar un sello de calidad con actividades de investigación y educación.
Por eso buscamos esa denominación internacional”. Esta zona es muy importante a nivel mundial porque tiene yacimientos de plata, en vetas que hicieron florecer un distrito minero, una industria que fue una de las más productivas del mundo a lo largo de casi 500 años. A finales del siglo XX fue cesando su actividad, que ahora está latente. La mayoría de las minas están inundadas y ya no son productivas, nos informa el investigador: “El Geoparque es una forma de darles una segunda oportunidad, para que sigan produciendo, pero ya no metales, sino cultura, turismo, ciencia y educación”. El territorio propuesto por la UNAM incluye un lugar emblemático del estado de Hidalgo: los prismas basálticos de Santa María Regla, una espectacular formación volcánica con aspecto de columnas que datan del Plio-Pleistoceno, hace 2.58 millones de años, y tienen un tamaño excepcional, ya que algunas superan los 40 metros; son consideradas entre las columnas de basalto más largas del mundo y, por supuesto, las más famosas de México.
Este lugar es gestionado desde hace 40 años por ejidatarios, que tienen una gran experiencia en geoturismo y turismo ecológico. “Nosotros nos acercamos a ellos”, explica Canet, “lo que se valora es un esfuerzo de colaboración entre el gobierno a diferentes niveles, municipal, estatal, sector académico y, sobre todo, de los pobladores; que estén de acuerdo y que quieran trabajar bajo un lineamiento más estricto, ya que al ser un geoparque va a haber una observación muy minuciosa y cercana en aspectos de conservación”. Es decir, las visitas guiadas deben tener un discurso fundamentado y riguroso en la parte científica. Se le pueden agregar aspectos del folclore y misticismo local, pero no se puede alterar la información científica. Los pobladores-guías tienen que enriquecer su discurso para que el visitante reciba calidad e información fidedigna.
El Instituto de Geofísica también trabaja en Nopalillo, Epazoyucan, famoso por el Cerro de las Navajas, una formación volcánica muy rica en obsidiana, explotada desde la época prehispánica; otro tanto ocurre en sitios como Real del Monte, Mineral del Chico y Omitlán.
Canet Miquel resalta que hasta 2017 no había ningún geoparque en México. Fue a raíz del trabajo académico de la UNAM que se reconocieron dos simultáneamente. Uno está en la Mixteca Alta, Oaxaca, coordinado desde el Instituto de Geografía, y el otro es el de la Comarca Minera de Hidalgo. En el Instituto de Geofísica ha habido investigaciones desde hace años en esta última zona, tanto de las rocas volcánicas, como de metales pesados en los residuos del proceso de beneficio de los minerales.
Candidaturas de la UNESCO
Obtener el reconocimiento de la UNESCO implica un proceso largo y complicado. Para que un lugar sea calificado como geoparque requiere cumplir con varios aspectos. Dos muy importantes son la capacitación y la visibilidad. Para ello se elaboran materiales como carteles y trípticos, así como contenidos en internet y redes sociales.
“Es muy importante que haya buenos señalamientos en los lugares. Como geoparque, debe haber una estrategia funcional para el desarrollo local basado en el geopatrimonio y su aprovechamiento racional; esto ya está funcionando. La gente visita la zona y se encuentra con guías más preparados”, asegura.
Asimismo, destaca el rico acervo cultural vinculado con la minería. De hecho, la ciudad de Pachuca nació gracias a esa actividad económica, al igual que las tres localidades con denominación de “pueblos mágicos”. En su momento se beneficiaron de la bonanza de las minas, que se reflejó en aspectos como la arquitectura, que presenta un estilo propio, al igual que la gastronomía. La cultural local se enriqueció con las aportaciones de los inmigrantes. A finales del siglo XIX empezaron a llegar mineros provenientes del condado de Cornualles, situado en el extremo suroccidental de Inglaterra, que enriquecieron el legado de la región, trayendo novedades como los famosos pastes o hasta el fútbol. Las condiciones geológicas se tradujeron en una actividad minera, que repercutió en el estilo y la calidad de vida, e incluso en la cultura de la zona.
Geodiversidad
La región posee una diversidad importante, afirma el doctor Canet, “porque tiene rocas desde el Cretácico hasta las formadas recientemente, en el Pleistoceno, que registran eventos geológicos muy distintos. Las más antiguas estarían relacionadas con la apertura al Golfo de México y las más recientes son volcánicas, vinculadas con el proceso de subducción, mismo que origina los sismos. Ligados al vulcanismo también están los yacimientos minerales.
Además, hay una zona donde se descubrieron dos nuevos minerales para la ciencia a finales del siglo XIX. El hallazgo se dio gracias a que a la región llegaban científicos de todas partes”. Esos minerales son la cristobalita y la tridimita, que aunque posteriormente se han hallado por todo el mundo, se descubrieron en la Comarca Minera porque allí se hacían investigaciones en geología.
Con este proyecto, la primera área protegida de México, el Parque Nacional del Chico, decretado originalmente como reserva forestal en 1894, a su vez formará parte del territorio que, junto con la Mixteca Alta, tiene la designación de geoparque. La zona del Chico cubre las partes más altas, de clima semifrío, con bellos bosques de oyamel y pino. Más hacia el norte, el territorio tiene un clima templado a semicálido y semidesértico y forma parte de una reserva de la biosfera, también de la UNESCO (dentro del programa “Man and Biosphere”): la Barranca de Mextitlán, un lugar importante por la notable diversidad de cactáceas. Una parte de esa reserva se traslapa con el geoparque.
Es necesario aclarar que el geoparque no es un santuario, ni una zona restringida, ni un territorio donde haya que pagar entrada para ingresar, aunque la gestión de cada sitio depende de los ejidos (en algunos se cobra el acceso). El territorio está articulado por geositios y georutas, que tienen el propósito de dar una visión amplia y profunda de la geología y la minería a los visitantes, sean turistas o científicos. El geoparque trata de comunicar una imagen integral de geología, paisaje, biodiversidad, cultura y población.
Colaboración entre universidades
Es importante resaltar que un proyecto de Ciencias de la Tierra con clara vocación social y de conservación, como el geoparque, es una forma de fortalecer la presencia y visibilidad de la Universidad. En el Instituto de Geofísica la intención de trabajar para la sociedad siempre ha sido muy fuerte; como evidencia está la operación del Servicio Sismológico Nacional y del Servicio Mareográfico Nacional.
El Geoparque Comarca Minera involucra al Instituto de Geofísica y al Seminario Universitario de Geopatrimonio y Geoparques, principalmente. Por otro lado, la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, ha tenido un papel significativo, a través de algunos de sus investigadores y, sobre todo, por los estudiantes. “También este es un propósito nuestro, que los becarios de Hidalgo se involucren y colaboren con la UNAM; el geoparque es una manera de fomentarlo”, refiere Canet.
Para concluir, considera que el modelo de geoparque se podría extender a otras zonas mineras de México, por ejemplo en Zacatecas, Guanajuato y San Luis Potosí, así como a otras áreas no mineras de interés geológico, apunta Canet. “México es un país con una riqueza y una variedad geológicas muy destacadas; es objeto de estudios nacionales e internacionales. Para considerar otras zonas como posibles geoparques se tendría que abarcar los elementos más representativos y singulares del país. Quizás alguna zona volcánica, como El Paricutín, o alguna con formaciones sedimentarias o con fósiles, como Tehuacán y San Juan Raya, también zonas con cadenas montañosas, y estructuras tectónicas, como la Sierra Madre Oriental. Hay mucho”, resalta el investigador. El reconocimiento de la UNESCO representa un alto prestigio pero implica responsabilidad; además, atrae recursos por sí mismo. Empieza a haber una actividad turística de mayor alcance, bien articulada alrededor de una narrativa de desarrollo y conservación, nunca de masas, siempre es turismo de calidad. La conservación está garantizada porque la forma en que se generan recursos es cuidando el geopatrimonio.
Por otra parte, el que la Comarca Minera funcione como un geoparque representa una buena plataforma para lanzar proyectos de investigación y de educación junto con otros institutos. El doctor Canet explica que se tienen proyectos con el Instituto de Ciencias Nucleares, que planean instalar detectores de partículas de alta energía en las minas.
Otro tanto ocurre con los programas del Instituto de Geología: “Hay uno muy exitoso llamado Terramóvil, (del que El faro dio cuenta en el No. 187).
La investigación a desarrollar incluye la petrogénesis, vulcanología, geomorfología, edafología, peligros y riesgos geológicos y geología ambiental. Todo ello forma parte de esta triada que debe cumplir un geoparque. Antes de concluir, el investigador señala que los geoparques contribuyen a crear identidad en el territorio. Es importante mencionar que la gente que vive allá desarrolla un mayor orgullo de pertenencia. Ese sentimiento puede ir acompañado, sobre todo entre los niños, de querer investigar, y así despertar vocaciones científicas.




