
La actividad humana incide en la aparición de enfermedades emergentes
Por Yassir Zárate Méndez
En las últimas décadas, la suma de varios factores ha propiciado la aparición de nuevas enfermedades, que han afectado a amplios segmentos de la población, ya sea en territorios limitados o en todo el planeta, como es el caso de la COVID-19, producida por el SARS-CoV-2, refirió la integrante del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB) de la UNAM, Susana López Charretón.
Saltos zoonóticos

Al dictar la videoconferencia “Un nuevo virus. El coronavirus SARS-CoV-2. Situación actual”, como parte del programa del Festival de Ciencia y Arte El Aleph 2020, la investigadora destacó que la COVID-19 se suma a una larga lista de nuevas enfermedades.
Ya hemos tenido otro tipo de virus emergentes, como el de la influenza en el 2009 o las epidemias de ébola en África. Más recientemente ha habido epidemias de chikungunya y la más reciente, de 2016, de zika, asentó.
Una infección viral emergente se produce cuando los virus cambian su rango de huésped. Los virus tienen especificidad de huésped, pero cuando hay un cambio en el rango se da una transmisión de animales salvajes o domésticos a humanos. Esto se llama zoonosis.
“Si el virus se adapta a replicarse bien en la persona y luego este virus puede infectar a otras personas es cuando tenemos problemas. Los brincos zoonóticos pueden ser frecuentes, pero normalmente los virus no se adaptan a crecer en las personas. El problema que tenemos ahora es que este virus se adaptó a replicarse muy eficientemente en las personas y eso está causando la pandemia”, abundó.
Las zoonosis son eventos muy frecuentes. Sabemos que hasta el 60% de las enfermedades humanas infecciosas son de origen zoonótico. Y al menos el 75% de los patógenos de todas las enfermedades infecciosas se deben a este tipo de virus, que originalmente infectaban a animales. De hecho, varios de los coronavirus que infectan a personas provienen de huéspedes animales.
Para el nuevo coronavirus, el origen podría encontrarse en los murciélagos, aunque todavía sigue investigándose al respecto. “En el caso del SARS-CoV-2 sabemos que existen ancestros genéticos de este virus en murciélagos. Hay secuencias de coronavirus que son muy similares al coronavirus actual”, asentó.

Se piensa, por los casos anteriores que ha habido, que normalmente hay un animal intermediario entre un murciélago y el salto zoonótico a la persona. En este momento no sabemos cuál es el animal que pudo cumplir ese papel, aunque se está investigando muy activamente en China.
“Es importante saber cuál es el animal que puede estar transmitiendo este virus. Hubo cambios en este virus que le permitieron adaptarse, replicarse en personas y esto ha provocado la pandemia que estamos viviendo”, acotó la investigadora del IIB.
Suma de factores
Ahora bien, ¿qué es lo que está provocando la emergencia de estas nuevas enfermedades? Para la doctora Susana López hay una conjunción de varios elementos, todos propiciados por nuestra especie.
“Hay varios factores que están favoreciendo este tipo de epidemias. Una es la sobrepoblación que estamos viviendo en el mundo; la globalización, que permite el transporte de bienes materiales de todo tipo; los cambios ambientales que hay en el mundo”, expuso.
Asimismo, debido a la sobrepoblación, nuestra especie ha invadido selvas y bosques para transformarlos en campos de cultivo o en nuevos asentamientos urbanos. Esto hace que las personas entren en contacto con animales silvestres, ampliando las probabilidades de nuevos eventos zoonóticos.
En cuanto a las acciones emprendidas en diferentes países para frenar la expansión de la COVID-19, la universitaria aseveró que se está trabajando intensamente. Apenas tenemos cuatro meses de conocer al virus y ya hay 41 sistemas diagnósticos que están siendo autorizados. De igual manera, están en ensayo 23 tratamientos para controlar la enfermedad y varios prototipos de vacunas.
Las pruebas de detección
En cuanto a las pruebas diagnósticas, hay dos tipos. Las moleculares por PCR confirman la presencia del genoma del virus en muestras de personas enfermas y las pruebas serológicas nos permiten, a través de anticuerpos, detectar algunas de las proteínas del virus.
En el caso de las pruebas moleculares de RT-PCR se trata de identificar la presencia del genoma del coronavirus, es decir, encontrar trazas de su material genético en el cuerpo del posible portador.
“Se toma una muestra nasofaríngea y urofaríngea de la persona sospechosa y este hisopo se pone en un medio especial que se transporta al laboratorio. Ahí el virus se inactiva y se analiza la presencia del genoma del virus, mediante un ensayo que permite amplificar el genoma del virus, lo que se llama PCR. Un pedacito del genoma se amplifica, y si tenemos la presencia del virus podemos ver una señal fluorescente o colorida que nos permite detectarlo cuantitativamente”, detalló.
En cuanto a las pruebas serológicas, se utilizan como un control epidemiológico, para tratar de saber cuántas personas ya desarrollaron la enfermedad y empezaron a generar anticuerpos.
En las pruebas serológicas se analiza la presencia de anticuerpos en la sangre de personas que pudieron haber sufrido la enfermedad. Una vez que nos exponemos a cualquier agente infeccioso, nuestro sistema inmune prepara anticuerpos, dirigidos contra este virus; el proceso toma toma entre siete y 15 días.
Si se ve una gotita de la sangre de las personas sospechosas, se puede identificar si ya tiene estos anticuerpos. Eso quiere decir que ya fue expuesta al virus, pero dado que las personas se tardan en promedio entre siete y 14 días para producir anticuerpos, las pruebas serológicas, también conocidas como pruebas rápidas no son muy eficientes, porque solamente detectan los anticuerpos cuando han transcurrido al menos siete días de la infección.
Por esta razón, las serológicas no son pruebas para diagnóstico; en todo caso, su importancia radica en que permiten saber quiénes ya tuvieron la infección. “Sabemos que hay un gran número de personas que pasan por una infección tan leve o asintomática, que la única manera de saber que ya han pasado por la infección es a través de estas pruebas serológicas”, aclaró la doctora López Charretón.
Combate global a la COVID-19
Hasta ahora, la Organización Mundial de la Salud (OMS)ha articulado una iniciativa denominada Solidaridad, para encontrar uno o varios tratamientos eficaces para curar a los enfermos o para acelerar la recuperación.
Así, hay ensayos con varios tipos de tratamientos para reducir la inflamación que causa el SARS-CoV-2. También hay un grupo de tratamientos para controlar la replicación del virus. Lo que se está haciendo es que se están probando, basados en las características del virus, algunos tratamientos antivirales contra otros virus para saber si alguno permite controlar la replicación y disminuir los días de enfermedad de las personas.
Agrega que la OMS tiene una iniciativa, denominada Solidaridad, para hacer ensayos clínicos de cuatro tratamientos específicos contra el virus, en el que participan hospitales de todo el mundo y que siguen ciertos tratamientos, con reglas comunes, “de manera que muy pronto vamos a poder saber, ya con números grandes de pacientes tratados con distintos de estos posibles tratamientos antivirales, cuál es la más efectivo. Estas es una iniciativa muy interesante”, subrayó.
El otro gran paso que se ha dado es en el diseño y desarrollo de vacunas. Hasta ahora, al menos 41 proyectos están en diferentes grados de avance, en algunos casos saltándose parte de los procedimientos que suelen validar este tipo de medicamentos.
“También hemos oído muchos candidatos de vacunas. En este momento, hay cuando menos 41 laboratorios tratando de desarrollar vacunas. Estas normalmente se hacen utilizando virus inactivados o debilitados, o porciones de proteínas o del genoma de los virus, producidas de manera recombinante”, apuntó.
A pesar de los esfuerzos de gobiernos y empresas farmacéuticas, la producción de una vacuna requiere de varias fases clínicas que permitan evaluar si estos prototipos son eficientes.
“Tiene que haber una fase preclínica, en la que se ensaya en animales, y luego fases cada vez más grandes, en las que se van probando si es inocuo en personas, si es seguro, si induce una buena respuesta inmune y después cuáles son las mejores dosis, qué tipo de respuesta inmune causa, si es inocua en una población mayor y, finalmente, si funciona como inductor de protección y en esas se deben de probar en miles de personas”.
Todas estas fases toman tiempo, porque se deben estudiar los efectos de los tratamientos. Lo más rápido que se puede acelerar una de estas pruebas es en un plazo de un año. A pesar de los diferentes anuncios, es muy probable que una vacuna fiable esté lista hasta 2021.
Freno a la infodemia
Para cerrar, la integrante de la Sociedad Mexicana de Virología pidió a la población que evite la difusión de noticias falsas y que se allegue información de sitios de reconocido prestigio, como la OMS, la Secretaría de Salud o la UNAM.
“Otras cosas que tenemos que recordar es que hay mantener la calma. Estamos en una situación de pandemia, pero es muy importante mantener la calma y buscar fuentes de información serias. Estamos pasando, además, por una epidemia que la OMS la denomina como infodemia, dado que es muy fácil en este momento recibir, buscar o ver noticias que no son ciertas, que malinforman o que dan malos consejos. Una recomendación muy importante es ir a fuentes confiables para este problema”. Es por ello por lo que recomendó consultar fuentes como la OMS, la Secretaría de Salud o la propia UNAM, que ha desplegado un amplio esfuerzo para suministrar información veraz.
También llamó a la población que siga las medidas de sana distancia, así como la higiene y las buenas costumbres para toser o estornudar. La doctora Susana López Charretón recordó que el SARS-CoV-2 es altamente contagioso, por lo que se deben extremar las precauciones.



