Reseñas

Introducción a la comunicación escrita de la ciencia

Ana María Sánchez Mora – Quehacer científico y tecnológico. Universidad Veracruzana, 2010

Ninguna actividad que comunique escapa a la escritura: guiones de radio, televisión, notas de prensa, libretos para teatro, cédulas de exposiciones y museos; las ideas que aspiran a la trascendencia pasan por este tamiz.

La autora comparte que “toda comunicación requiere de un medio, y aun cuando su destino final sea un medio no escrito, los contenidos científicos precisan de alto grado de elaboración, uno de cuyos estados suele ser el texto escrito”.

En este libro no esperes encontrar una guía de ejercicios de redacción. Nada de eso. Introducción a la comunicación escrita de la ciencia ofrece un panorama sobre la divulgación realizada por varios autores alrededor del mundo, aunque pone especial énfasis en el desarrollo que esta actividad ha tenido en México. En un ejercicio diacrónico, toma en cuenta la contribución que Carlos de Sigüenza y Góngora y José Antonio Alzate hicieron siglos atrás.

Tras definir a la divulgación de la ciencia como una labor multidisciplinaria cuyo objetivo es comunicar el conocimiento científico a distintos públicos voluntarios, recreando ese conocimiento con fidelidad y contextualizándolo para hacerlo accesible, Sánchez Mora dibuja el contexto, los personajes, los métodos y recursos de los que se vale esta tarea.

También aborda las problemáticas que enfrenta, su público, los temas, la creatividad, sus reflexiones, su importancia para la sociedad, la investigación en torno a ella, sus límites, al tiempo que separa aquello que no se considera divulgación de la ciencia.

En sus diferentes capítulos, como por ejemplo “Problemas de la divulgación”, encontrarás consejos prácticos, como el uso de las figuras retóricas, metáforas y analogías, principalmente, que son utilizadas de manera recurrente por quienes se dedican profesionalmente a esta actividad. De la mano de este volumen descubrirás que la narrativa puede ser un recurso para redactar, entre otras propuestas.

Pese a la variedad de los temas, la huella del ejercicio literario es la constante en los cuatro capítulos que cimientan este libro de cerca de 200 páginas, considerado por algunos divulgadores como piedra angular para quien se dé a la tarea de escribir textos de divulgación científica.

Por Sandra Vázquez Quiroz

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba