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LANCIS: diagnóstico y solución de problemas ecológicos

“Se aprueba la construcción de un nuevo desarrollo turístico en las costas de Jalisco”.

La pregunta inmediata que surge al leer este encabezado en un diario, es si para ello, los desarrolladores consultaron la ley ambiental, la cual contempla el turismo de baja densidad.

Aunque aún no existe una definición precisa de turismo de baja densidad, se supone que es aquel que contempla los impactos ambientales que acarreará la construcción de dicho desarrollo, cuántos trabajadores vivirán en el sitio antes y después de la construcción, qué volumen de agua se consumirá, cuánta basura se generará. Cuáles serán las afectaciones para los pobladores, cuál podría ser el impacto ambiental si el desarrollador turístico decide que baja densidad son 300 habitaciones y no 50, por citar un ejemplo.

Observar, diseñar posibles escenarios, y proponer mejores alternativas ante situaciones similares como la planteada arriba, es el propósito de un nuevo esquema de hacer ciencia, gestado desde el Instituto de Ecología de la UNAM (IE), y puesto en marcha a través del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad (LANCIS).

“LANCIS no solo es un nuevo laboratorio, es el lugar desde donde se vinculará a la ciencia con los tomadores de decisiones y perseguirá la sostenibilidad, que en suma busca un equilibrio ecológico, económico y social”, afirma contundente para El faro el doctor Cesar Domínguez Pérez-Tejada director del IE.

Otro de los objetivos de LANCIS es formar profesionales en el campo de las ciencias de la sostenibilidad. Por ello participa en el desarrollo de un nuevo programa de posgrado en ciencias de la sostenibilidad, el cual buscará preparar recursos humanos a nivel maestría y doctorado.

Sostenibilidad

El concepto que algunos traducen como rendimiento o producción sustentable, tiene su origen en la frase, sustainable yield, que algunos biólogos utilizaban en la década de los ochenta.

En esa época, la Comisión Mundial Sobre Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas, acordó establecer una agenda global para el cambio. Los objetivos de aquella reunión quedaron asentados en el texto “Nuestro Futuro Común”, publicado en 1987, y cuyo objetivo general planteaba garantizar las necesidades del presente sin comprometer aquellas de las generaciones futuras. En este escrito nacen los fundamentos de la sostenibilidad.

Con el tiempo, el concepto y la practica sostenible per se ha sido analizado desde diversos enfoques.

Para el economista, Julian Morris, un verdadero desarrollo sostenible se alcanza solo descentralizando la producción y otorgando a los individuos empoderamiento para hacerse cargo de sus propios bienes (satisfacer sus necesidades de alimento, entre otras).

Por su parte, la politóloga Nobel Elinor Ostrom señala que los estudios que en materia de descentralización se han planteado, no van más allá de los límites de los gobiernos locales. Sin embargo, un punto de coincidencia entre quienes proponen a la descentralización como remedio, descansa en la relación entre los actores que tienen interés en que se gobierne un recurso y no sólo en lo que proponen sus gobiernos.

Esta es una de las conclusiones a las que llegó la también Premio Nobel de Economía, luego de su análisis sobre la gobernanza económica de los pueblos. Dicho análisis lo realizó junto con otros colegas en Bolivia, Guatemala y Perú, debido a que estos países, comparten características biofísicas, socioeconómicas, históricas y culturales, pero difieren en relación con sus políticas de descentralización.

Desde el Instituto de Ecología

Si bien el LANCIS se inauguró en 2014. Una década atrás un grupo de científicos conformado por Marisa Mazari Hiriart, experta en temas de agua, Luis Bojorquez Tapia, con experiencia en resolver conflictos ambientales, y el propio Cesar Domínguez Pérez, entre otros actores, propusieron diseñar un sitio en el que se fomentara la interacción entre servidores públicos, académicos y sociedad.

Ésta y otras iniciativas propuestas por diversos grupos de investigación del IE desembocaron en la instauración del nuevo laboratorio.

Su carácter nacional obedece a una convocatoria específica del Conacyt, quien apoya la conformación de proyectos como LANCIS y otros laboratorios en todo el territorio nacional.

También intervinieron esfuerzos de la UNAM, a través del Subsistema de la Investigación Científica, instancias académicas y secretarías de gobierno federal, quienes han dado forma a un nuevo esquema de vincular a la ciencia con los tomadores de decisiones.

Actualmente México tiene investigación científica sólida y confiable en temas de medio ambiente y recursos naturales. “Desde hace varios años se discutía la necesidad de trabajar con quienes dictan las políticas publicas de estos temas en nuestro país” destaca Domínguez Pérez-Tejada.

El también experto en evolución vegetal destaca que LANCIS puede considerarse único a nivel internacional, porque es un laboratorio que partió de la idea de conformar un consorcio con entidades de la propia universidad, secretarias de estado y otras universidades del mundo.

La relación que los científicos de LANCIS tienen con quienes dictan las políticas públicas de este país, le confiere la capacidad de involucrar su investigación en decisiones que atañen problemas nacionales, pero también aquellos que alcanzan un ámbito global.

Ejemplo de ello es su participación en el diagnóstico nacional de invasión de plantas exóticas, la restauración ecológica de selvas secas del occidente de México, entre otras.

A nivel internacional el LANCIS participa en la resolución de la controversia mundial sobre la amenaza que sufre la tortuga caretta caretta, por las actividades de las flotas pesqueras, entre otras participaciones.

Adelantar escenarios

El LANCIS previó la conformación del anfiteatro de las decisiones como una herramienta de apoyo a la investigación. Es un espacio equipado con tecnología de vanguardia, en el que a través de dispositivos electrónicos, es posible analizar diversos escenarios de impacto ambiental.

En él, tomadores de decisiones y especialistas en sostenibilidad discuten con información científica confiable, ideas, analizan posibles escenarios, y exponen alternativas para tomar la decisión más viable, ante temas como el desarrollo turístico de baja densidad, planteado al inicio de este texto.

La herramienta permite, visualizar posibles escenarios de afectación al medio ambiente, ante la construcción de 100, 200 ó 500 habitaciones, por ejemplo.

El ejercicio de exponer estos temas en el anfiteatro podría eventualmente establecer parámetros de turismo de baja densidad.

Este espacio forma parte de la red de anfiteatros de las decisiones conformado, hasta ahora, únicamente por tres instituciones: la Universidad de Washington, la Universidad Estatal de Arizona y la UNAM.

Espacios

El edificio que alberga a LANCIS está ubicado en un terreno cercano al IE. Su diseño consideró tener un mínimo impacto ambiental.

La utilización de celdas solares contribuye a la eficiencia energética, mientras que la captación de lluvia promueve el ahorro y uso eficiente de agua. Los materiales con los que se construyeron algunas partes del edificio son ambientalmente amigables y otorgan calidad al ambiente dentro y fuera del laboratorio.

El diseño de LANCIS promovió la construcción de espacios que funcionaran como un corredor biológico, y por el cual pudiera transitar la fauna local. De este modo tanto en su parte frontal como en la parte trasera se construyó un xerojardín que aloja especies representativas de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel.

Contar con información confiable en materia de medio ambiente, dispuesta por una comunidad científica sólida en México, ya no era suficiente, “era necesario moverse hacia la vinculación desde el lado de la sostenibilidad” y con ello impulsar la colaboración entre especialistas, organizaciones sociales y dependencias gubernamentales, afirma quien hoy encabeza el IE, César Domínguez.

Esta nueva forma de vincular el conocimiento, requerirá la formación de nuevas generaciones que se muevan bajo esta premisa. Por ello, formar recursos humanos en la línea de la sostenibilidad, será necesario no sólo en el IE, sino en las diversas instituciones que realizan investigación sobre medio ambiente en el país.

Como una forma de contribuir a orientar la investigación en materia de sostenibilidad. La UNAM a través del IE apuesta por poner en marcha un nuevo posgrado que forme especialistas en las ciencias de la sostenibilidad.

Por Sandra Vázquez Quiroz

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