

Por José António Alonso García
Considerada faro a nivel mundial, la revista Nature publicó su relación de los científicos más importantes de los últimos doce meses, que “iluminan algunos de los mayores desafíos científicos y sociales que el mundo ha enfrentado este año”.
Gonzalo Moratorio, cazador de coronavirus

En cuanto empezó a llegar a Uruguay la información de Italia y España sobre el nuevo coronavirus, Moratorio se propuso anticipar la catástrofe sanitaria que amenazaba no solo a su país, Uruguay, sino a todo el planeta. Se contactó con sus colegas del Instituto Pasteur de París, donde había concluido su estancia posdoctoral en 2018, y decidió crear en su Laboratorio de Evolución Experimental de Virus del Instituto Pasteur de Montevideo una herramienta que ha dado resultados muy eficaces: el test. Amplio conocedor y experimentado en los virus de ARN, desarrolló con su equipo unas pruebas diagnósticas que han permitido que Uruguay haya evadido las peores consecuencias de la mortal pandemia. Sus tests detectan una parte del genoma del coronavirus a través de pruebas PCR (Polymerase Chain Reaction-reacción en cadena de la polimerasa) en tiempo real. Esta prueba diagnóstica permitió que este pequeño país de América del Sur solo tuviera menos de 100 muertos después de ocho meses de pandemia.
Jacinda Ardern, líder en prevención

Pocos líderes mundiales han sido tan reconocidos por la gestión de la pandemia en sus países como Jacinda Ardern. La primera ministra de Nueva Zelanda recibió elogios internacionales por su acción rápida y decisiva que mantuvo a su país relativamente a salvo del coronavirus, al tiempo que supo mantener la confianza de los ciudadanos. El 14 de marzo, con solo seis contagiados de COVID en el país por haber viajado al extranjero, anunció medidas previsorias que dieron buenos resultados por aplicarse con tanta anticipación. El 80% de los neozelandeses estuvo de acuerdo y siguió las ordenanzas de su primera ministra. En diciembre, en Nueva Zelanda apenas había dos mil contagiados por COVID-19 y solo 25 fallecidos.
Li Lanjuan, ¡cierren las puertas!

La epidemióloga china Li Lanjuan reconoció muy rápido la amenaza del brote de COVID-19 en Wuhan y convenció al gobierno central de que cerrara de inmediato la ciudad, de 11 millones de habitantes. Este confinamiento, que se prolongó durante 76 días, fue muy riguroso y clave para detener la propagación del virus. Li y su equipo de investigación de la Universidad de Zhejiang han identificado más de 30 cepas del SARS-CoV-2. Las más agresivas generaban 270 veces más carga viral que las más leves. Las primeras cepas fueron las causantes de los brotes en Europa y en el estado de Nueva York.
Tedros Adhanom, advertencia al mundo

Cuando el virus COVID-19 empezaba a propagarse en los primeros países, al director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se le reprochó su tardanza en reconocer y aceptar la transmisión del virus de persona a persona, así como su reticencia a aceptar el importante papel de los asintomáticos en el contagio de la población, especialmente en los primeros momentos, cuando todo apuntaba a que se convertiría en pandemia. Adhanom rechazó que hubiera habido retraso en comunicar su peligrosidad. “Hicimos sonar la campana de alarma alto y claro de inmediato al recibir los primeros informes”. Su elección responde a su esfuerzo para unir a las naciones en la respuesta conjunta a la amenaza del nuevo coronavirus, una labor que ahora está luchando por garantizar que todos los países disfruten de igual acceso a las vacunas.
Zhang Yongzhen, compartir el genoma COVID-19

En los primeros días del brote de coronavirus en Wuhan, el virólogo chino Zhang Yongzhen y su equipo determinaron la secuencia completa del genoma del SARS-CoV-2 y la dieron a conocer rápidamente al mundo, a pesar de las muchas trabas burocráticas que el gobierno chino le imponía. La comunidad científica internacional dio un suspiro de alivio. Yongzhen envió de inmediato la información a la base de datos GenBank, que administran los Institutos Nacionales de Estados Unidos, sino que además dio un paso adelante al ponerla a disposición en un foro científico online. El rápido intercambio de datos genéticos de un virus increíblemente peligroso y muy infeccioso permitió salvar muchas vidas humanas. Los esfuerzos del profesor Zhang han sido reconocidos en todo el mundo.
Adi Utarini, guerra a muerte al dengue

Investigadora de salud pública de Indonesia, Utarini dirigió un ensayo muy esperanzador para combatir las infecciones por dengue. Su equipo de investigación utilizó mosquitos modificados con una bacteria que bloquea la transmisión del virus responsable de la enfermedad. Esta enfermedad afecta a más de 400 millones de personas cada año. La liberación de tales insectos en una ciudad de la isla de Java disminuyó casi en un 80% el número de infectados. Utarini logró modificar genéticamente mosquitos de la especie Aedes aegypti, que transmiten los virus del dengue, zika y chikungunya, para que porten la bacteria Wolbachia, la cual somete a los virus y evita que los mosquitos contagien a los humanos.
Kathrin Jansen, la esperanza de la vacuna

Jefa de investigación y desarrollo de vacunas de Pfizer, manifestaba a principios de diciembre: “Este es un momento histórico”, cuando se le preguntó sobre la vacuna. El equipo dirigido por Jansen consiguió un inyectable clínicamente exitoso, con una efectividad del 95%, a través de ensayos en un récord de 210 días, de abril a noviembre. En este logro participaron varios miles de científicos de la academia y la industria de todo el mundo para efectuar con éxito las pruebas requeridas. El Reino Unido fue el primer país en aprobarla para administrarla en su territorio. Nadie había conseguido antes nada semejante. Treinta años de labor científica coronados con este logro.
Anthony Fauci, la sensatez por principio

Director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, Fauci ha sido reconocido por ser la voz pública de la pandemia en su país y por desafiar los disparates sobre la COVID-19 difundidos por el presidente de los Estados Unidos de América. Sus paisanos le reconocen por haber dado información confiable sobre la COVID-19 a una población preocupada que recibía consejos presidenciales tan abstrusos como inyectarse desinfectante. “Le ha dicho la verdad al poder durante los últimos meses de un modo que nadie más en la administración lo ha hecho”.
Verena Mohaupt, gran estratega ártica

Jefa de logística de MOSAiC (Multidisciplinary drifting Observatory for the Study of Arctic Climate, Observatorio Multidisciplinario de Deriva para el Estudio del Clima Ártico), la expedición científica internacional al Ártico más ambiciosa de la historia, Mohaupt fue muy precisa en la organización de este gran proyecto. Varios años de preparativos hicieron posible que unos 300 investigadores de 20 países se mantuvieran a salvo del frío extremo (45º bajo cero durante los largos meses de noche polar), los osos polares y los innumerables problemas de pasar más de un año en un rompehielos a la deriva entre icebergs. Mohaupt no dejó nada al azar, desde instrumentos de medición a cortadoras de hielo y robots submarinos, además de unas rígidas medidas de seguridad. Los expedicionarios recabaron datos que serán decisivos para conocer los efectos del cambio climático.
Chanda Prescod-Weinstein, por una ciencia sin racismo

La ciencia debe siempre estar acompañada de la ética. Esta cosmóloga de la Universidad de New Hampshire y miembro de la organización Particles for Justice propuso a mediados de año un día de paro en las actividades académicas como protesta contra el racismo. Secundada por investigadores de todo el mundo, la jornada reivindicativa pretendía crear conciencia sobre el racismo sistémico en las instituciones científicas después de que el afroamericano George Floyd fuera asesinado por la policía de Minneapolis.



