Historia de la Ciencia

Rosalyn Sussman Yalow

Gracias a una innovadora técnica, Rosalyn Sussman Yalow se convirtió en un referente de la medicina. Además, siempre abogó por la igualdad de oportunidades para las mujeres en las ciencias

En la anterior entrega de El faro presentamos parte de la vida y las aportaciones de la física médica Rosalyn Sussman Yalow, quien obtuvo el Premio Nobel de Me-dicina en 1977.

Rosalyn Yalow y Solomon A. Berson, una pareja para el Nobel

Sabedora de que la física médica requería una perspectiva interdisciplinaria, Rosalyn Yalow buscó un colaborador para complementar sus investigaciones en física aplicada a la medicina. Así, en la primavera de 1950 conoció a Solomon A. Berson, un especialista en medicina interna, residente en el Veterans Affairs Medical Center, con el que congenió desde el principio.

Berson era un joven “renacentista” que tocaba el violín, jugaba ajedrez, amaba el arte y la filosofía, además de ser un médico y biólogo talentoso. De inmediato formaron un magnífico equipo de trabajo que se mantuvo durante 22 largos años. Se entendían tan bien que incluso idearon entre sí una forma de lenguaje abreviado para comunicarse con más rapidez, no perdían tiempo hablando, cada uno sabía lo que el otro estaba pensando. Eran el complemento uno del otro: él con sus conocimientos de anatomía, fisiología y medicina; ella con las matemáticas, la física, la química y la ingeniería.

RIA

Berson y Yalow trabajaban a gran velocidad durante ochenta horas a la semana. Como resultado de su colaboración desarrollaron el procedimiento conocido como radioinmunoensayo (RIA), que utilizaba el isótopo radiactivo del yodo para estudiar procesos del sistema inmune. Tardaron tres años en llevar el concepto a una prueba práctica. Sin embargo, cuando dieron a conocer su idea en 1956, el artículo en el que habían condensado su propuesta fue rechazado por la revista Science y el Journal of Clinical Investigation. Para Yalow y Berson, que estaban acostumbrados a luchar contra el establishment médico, el hecho no fue un obstáculo. A la larga, tuvieron la razón, ya que al cabo de 10 años, el RIA se había convertido en un éxito.

La primera aportación del procedimiento se dio en el campo de la diabetes. Su investigación permitió que los médicos lograran separar a quienes padecían esta enfermedad en dos grupos: diabetes tipos 1 y 2. La primera, que solía denominarse diabetes insulino-dependiente o juvenil, se caracteriza porque el páncreas no produce insulina; en la tipo 2, aunque el páncreas produce insulina, la persona no cuenta con la capacidad para utilizarla y los niveles de azúcar en la sangre aumentan demasiado.

Para los años sesenta Berson y Yalow analizaban miles de datos con absoluta confianza en su método. Lograron, gracias al estudio y tenacidad, replantear las bases de la fisiología endocrina para saber cómo trabajan las hormonas. En la investigación realizada sobre la vida de Yalow, Sharon Bertsch afirma que “RIA convirtió a la endocrinología en una de las áreas más candentes de la investigación médica, creando importantes avances en el diagnóstico y tratamiento de los principales sistemas hormonales del organismo, incluyendo la función tiroidea, el crecimiento y la fertilidad”.

Y prosigue:

“Prácticamente fue el comienzo de una nueva ciencia, la neuroendocrinología, es decir, el estudio de los elementos químicos utilizados como mensajeros por el cerebro para controlar los principales sistemas hormonales del organismo”.

En otro momento y en una entrevista que Yalow concedió a Sharon Bertsch McGrayne explica que “quizás la aplicación más importante de RIA en la salud pública fue la prevención del retraso mental en los recién nacidos que presentaban hipotiroidismo congénito, una de las enfermedades endocrinas más frecuentes de la niñez. Los síntomas de este mal no son detectables hasta que el bebé tiene más de tres meses, lapso en el que ya es demasiado tarde para evitar daño cerebral. Sin embargo, con un piquetito en el talón y una muestra de sangre del recién nacido, se puede diagnosticar dicho riesgo para prevenir el daño. Por unos cuantos dólares al año, los bebés pueden ser tratados de tal manera que su cerebro iguale el desarrollo normal que debe tener cualquier niño. Qué regalo para estos niños, afirmó Yalow, para sus familias y para la sociedad”.

“Al igual que los Curie, Yalow y Berson decidieron no patentar su descubrimiento. Mientras tanto, numerosos laboratorios ganaron enormes sumas de dinero al aplicar RIA”, como apunta Bertsch McGrayne, técnica que también sirve para detectar drogas como la heroína, el uso de esteroides en los atletas y antibióticos en los enfermos, ya que muchos medicamentos requieren alcanzar cierta concentración en la sangre para ser efectivos.

Durante los años exitosos de RIA, Yalow concibió dos hijos. Benjamin quien nació en 1952 y Elanna en 1954. Con el apoyo de su madre y de asistencia personal, Yalow nunca dejó de trabajar. Únicamente durante el nacimiento de su primer hijo tomó dos días para descansar. Ambos llegaron a ser exitosos profesionistas con doctorado.

Un pequeño distanciamiento

En 1968 Yalow recibió una noticia devastadora: su compañero Solomon Berson quería hacerse cargo del área de medicina interna de la Escuela de Medicina Monte Sinaí de la ciudad de Nueva York. Yalow trató de persuadirlo de no hacerlo, ya que estaba convencida de que eventualmente ganarían el gran premio, el Nobel, por sus investigaciones.

ima3Berson asumió que podría hacerse cargo de ese gran departamento médico y continuar con sus investigaciones con Yalow. Después de un día de trabajo completo en el hospital, trabajaría toda la noche con Yalow, al menos dos veces por semana. El ritmo de trabajo era imparable. En marzo de 1972 Berson sufrió un infarto ligero. Pero en abril del mismo año, al ser elegido para incorporarse a la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias y ser invitado a viajar a Atlanta para impartir una conferencia, falleció de un infarto masivo. Tenía 54 años.

Para Yalow la muerte de su compañero de trabajo durante 22 años, apunta Bertsch McGrayne, fue devastadora. Durante un año completo no pudo superar la pérdida. Entonces comenzaron los rumores de que sin Berson, Yalow no podría ganar el Premio Nobel. Sin embargo, estaba convencida de que su técnica de RIA merecía el galardón. De ahí que se propusiera trabajar aún más duro, en lugar de ochenta horas por semana trabajaba cien y renombró a su laboratorio Solomon A. Berson, de tal forma que sus artículos siguieran llevando su nombre. Incluso los compromisos de conferencias dejados por Berson fueron asumidos por Yalow.

Entre 1972 y 1976 ella y su nuevo compañero de trabajo, el joven Eugene Straus, a quien había recomendado Berson para trabajar con ella, publicaron 60 artículos. Demostró en sus investigaciones que los anticuerpos de la insulina del humano pueden diferenciarse de los del puerco, del perro y de la ballena, aunque las secuencias de sus aminoácidos sean casi idénticas. Asimismo, Yalow y Straus demostraron que la colecistoquinina, una hormona que interviene en la digestión de las grasas en el intestino delgado, actúa también como transmisor sináptico entre neurona y neurona en el cerebro.

Fue la primera vez que se demostró que una hormona gastrointestinal tuviera un doble papel como transmisor neural. Es el clásico ejemplo del uso frugal de un químico en el cuerpo para realizar dos funciones completamente distintas.

Premios Nobel

Los premios Nobel se anuncian en octubre y cada otoño Yalow esperaba estar en esa lista. Incluso acostumbraba vestirse más elegantemente y solía poner a enfriar una botella de champagne, por si acaso. Y cuando pasaba el evento, al no ser nombrada se preguntaba “¿Qué tengo que hacer para ganar?”.

Supuestamente la presión crecía sobre el Comité Nobel para otorgarle a Yalow el premio, a pesar de la muerte de Berson. Mientras tanto, cada año la técnica de RIA se volvía más sorprendente. En 1975 Yalow se incorporó a la Academia Nacional de Ciencias, tres años después que Berson. En 1976 se convirtió en la primera mujer en ganar la Medalla Albert Lasker, que se otorga por méritos en la investigación básica en el campo de la medicina, el cual es considerado como el precursor del Nobel.

“Por fin, el 13 de octubre de 1977, Aaron y Rosalyn se despertaron a las tres de la mañana. Sin poder dormir, Rosalyn ya estaba en su laboratorio a las 6:45 a.m. cuando el teléfono sonó. Después de años de espera, había ganado el Nobel de Medicina, afirma Bertsch McGrayne, Aaron le llamó para que regresara a cambiarse antes de que todos los reporteros la abordaran. Para las 8 a.m. ya estaba de regreso en su trabajo”.

Cuando Yalow ganó el Nobel, el Índice de Citación Científica identificó el artículo del diseño de la técnica de RIA como una “cita clásica” por haber sido referida 1,100 veces entre 1960 y 1975.

A pesar de haberle sido concedido el premio a ella, nunca dejó de incluir el nombre de Berson en los artículos que publicaba.

La ceremonia del Nobel se acompaña de una serie de formalidades, entre ellas una que involucra a un estudiante sueco encargado de escoltar a las personas hasta el podio donde se dará un discurso. En este caso el estudiante se confundió dado que en la mesa de los ganadores había dos etiquetas “Dr. Yalow”. Así el joven confundido, apostó por el varón y se aproximó por detrás al esposo de Yalow invitándolo a levantarse de la mesa para que fuera a decir su discurso. Sin palabras, Rosalyn dándose cuenta claramente de la situación, se levantó y orgullosa caminó hasta el podio, mientras el desafortunado edecán la seguía del lado opuesto de la larga mesa.

El Premio Nobel concedió a Yalow la visibilidad que antes no había tenido. Ahora se había convertido en una persona pública, lo que le otorgaba la capacidad de poder dar su opinión y ser escuchada. Incluso fue invitada a presentar una serie de televisión sobre Marie Curie. Recibió cuarenta y siete grados honoríficos de diferentes universidades y en todas las conferencias que ofrecía, “comenzando por el discurso del banquete Nobel, hablaba como mujer orgullosa de su propio papel de madre, científica y esposa, expresando su deseo de acceso igualitario a la ciencia e igualdad de oportunidades para hombres y mujeres”.

Meses después, refiere también Bertsch McGrayne, Rosalyn Yalow utilizó el prestigio del Premio Nobel para resolver una cuenta pendiente. Cuando en 1978 se reimprimió el discurso ofrecido en Estocolmo, por la revista Science, aprovechó para reproducir una porción de la carta del Journal of Clinical Investigation, de 22 años atrás, cuando su reporte sobre los anticuerpos de la insulina fue rechazado. El carácter asertivo mostrado por Yalow desde su primer año de primaria y el que la condujo al estudio de la física continuó vivo por siempre.

ima2A favor de las mujeres en la ciencia

La lucha de Yalow para reivindicar la posición de las mujeres en la sociedad y en la ciencia, siempre estuvo presente, incluso cuando decidió cerrar su laboratorio en 1991 asumió el servicio público como activista científica. Utilizando su prestigio como ganadora del Nobel siempre abogó por que hubiera en los lugares de trabajo un área de cuidados materno–infantiles de alta calidad, así como una mayor inclusión de física y materias de ciencia en la educación.

Raquel Fernández Cruz, de la Universidad de Valladolid, en su interesante estudio sobre las mujeres científicas que han ganado el Premio Nobel, afirma que Rosalyn Yalow en “su discurso de premiación del Nobel en 1977, se distingue por afirmar que en el círculo científico las mujeres no estaban suficientemente representadas y que en gran parte era debido a la discriminación social y profesional. También aludió a la educación que reciben en sus casas, la actitud de las familias para disuadir a que no sigan carreras de investigación científica porque seguramente no serán reconocidas como ocurre con el sexo opuesto”.

Asimismo explica que, acorde con la historiadora Joan Scott, “la organización de la sociedad lo impone, porque está basada, en roles específicos atribuidos al hombre y a la mujer, algo que cuenta con la comprensión generalizada de la sociedad, que se establecieron en la codificación de los géneros y se han reforzado y defendido a través de los siglos, por lo que resulta muy complicado cambiarlos”.

Finalmente, Yalow abogó porque este comportamiento desaparezca y “la sociedad se convierta en más igualitaria, animando a las mujeres a unirse y creer en lo que hacen”. Terminaba su discurso defendiendo la idea de que mujeres y hombres luchen juntos por un mundo mejor.

pleca_gris

Por Patricia de la Peña Sobarzo

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba